«La paradoja en la falta de paz», la columna de Gerardo Mosqueda

PARADOJA.

Los mexicanos hemos encontrado explicaciones a nuestro entorno social, económico y político que nos podrían confundir y en algunos casos hacernos sentir que nos faltan insumos de conocimientos y de vivencias para encontrarle las explicaciones a la conducta de los actores de estos ámbitos… sí me refiero a grandes temas que podrían ser ideas fuertes.

Es responsabilidad intrínseca al estado ser garante de la Paz en la sociedad; entre otras, está es una razón sustantiva por la que las acciones del estado mexicano deberían estar procurando sistémicamente escenarios de paz entre los mexicanos.

Pero lo que vivimos son las consecuencias del desdén de las autoridades por asumir su responsabilidad para la armonía en la convivencia de los mexicanos y lo que vemos es al ejecutivo federal alimentando sistemáticamente la confrontación y odio entre los ciudadanos, al más viejo y lamentable formato de las etapas previas a las dictaduras populistas, es decir, lo que alimenta la confrontación social para encontrar siempre “un culpable” de lo que pasa en la realidad nacional y una justificación que releva la responsabilidad de las autoridades. Con respuestas patéticas, burlonas, haciendo interpretaciones de las estadísticas (jugando con la verborrea de la posverdad).

Estamos ante el sexenio del mayor volumen de crímenes dolosos, con regiones del país donde se festeja la presencia de los grupos criminales que vienen a “salvar “a los ciudadanos de las amenazas de otros grupos criminales que “han tomado las plazas, los controles policiacos y hasta las actividades productivas de los ciudadanos a través del nuevo impuesto, solapado o simplemente siendo omisos de parte de las autoridades civiles y militares… los mexicanos productivos tienen que pagar cuotas a los delincuentes si es que quieren sacar sus cosechas, si quieren seguir funcionando con sus comercios, si quieren seguir trabajando en sus actividades productivas. 

Es un síntoma de descomposición social, pero parece que para el poder ejecutivo no es una prioridad, no alcanza a llamar la atención de las autoridades o bien, no saben qué hacer porque han dejado crecer desproporcionadamente un problema que hoy pone a los gobiernos de los estados y los municipios en el peor de los escenarios; sin estructuras de seguridad, sin recursos, sin solvencia moral, sin capacidad de reacción, sin interés por resolver los problemas que desencadenan. 

Ni en la parte operativa, ni en la comunicacional se encuentran los mensajes alusivos a La Paz social que tanto extrañan los mexicanos, que cada que les preguntan los encuestadores, enfatizan que el primer problema que debemos resolver es la inseguridad en todas y cada una de sus expresiones… 

Para un gobernador, para un presidente municipal es “más rentable políticamente” mandar flyers, hacer espectaculares, eventos, discursos… sobre la generación de los empleos. es decir, se publica como logros de las gestiones gubernamentales lo que siempre ha sido resultado del trabajo tenaz y visionarios de los mexicanos que se levantan todos los días muy temprano para generar las soluciones al desarrollo, a la salud, a la alimentación, a la innovación tecnológica, al aprendizaje y formación de nuevas generaciones. 

Lo digo más claro: el gobierno no genera empleos, lo generan los empleadores…  y si en algo contribuye es en implementar políticas públicas que estén orientadas a la consolidación de indicadores de productividad… en el caso de nuestro país, la federación tampoco tiene esta premisa como importante, simplemente genera tareas recaudatorias porque lo que le urge es tener dinero para sacar adelante sus gastos, cada vez más onerosos.

Los obispos mexicanos, las instituciones de la iglesia mexicana han convocado a un gran esfuerzo nacional para entrar en una agenda de DIALOGO POR LA PAZ.  Así es, paradójico… ahora los obispos han tomado la prioridad que declaran los mexicanos, cada vez que pueden. CONSTRUIR LA PAZ, a pesar de la inactividad y el desdén de las autoridades.

Solo con PAZ es posible el desarrollo de los mexicanos, pero si a quien debiera interesarles, por ser una responsabilidad primordial y de natural obligación, NO LE IMPORTA, pues será una más de las acciones coordinadas entre la sociedad para ser atendidas directamente por los ciudadanos.

Es posible construir La Paz, se requiere un profundo amor a México, pero se puede vencer la dinámica de violencia y destrucción del tejido social, consciente de que nada tiene soluciones fáciles, pero hoy es el momento de actuar.

De que los ciudadanos que han marcado ya la agenda política del país no “bajen la guardia” y asumamos que lo que sigue es trabajar por La Paz en nuestro país, hombro con hombro.

A los dirigentes y el resto de los militantes de los partidos, que tradicionalmente han visto estos tiempos como espacios de reacomodo, de sus preferencias políticas, de sus prioridades y visiones partidistas les propongo que por esta vez CUREN SU MIOPÍA que tanto ha dañado las estructuras sociales y sobre todo la Misión de las estructuras gubernamentales. 

Se requieren políticos que vean por el bien común y al mismo tiempo sean constructores de paz en la nación… ¿Para qué sirve que un candidato gane las elecciones sin un compromiso por La Paz en su distrito, en su municipio, en su estado?

¿Cuánto tiempo van a seguir siendo espectadores de la descomposición social y seguir sin orientar las acciones del estado mexicano a regresarle sus espacios de paz a los mexicanos?

¿Para qué quieren ganar las elecciones si no está en sus prioridades resolver el peor cáncer que ha dejado crecer los gobiernos en funciones? 

La seguridad es un derecho humano que a ningún mexicano debe escatimársele. A las campañas les haría mucho bien tener como eje estratégico de las mismas ser constructores de paz.

Hasta la próxima en PROSPECTIVA.

José Gerardo Mosqueda Martínez, 

Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato 

gmg@gerardomosqueda.com.mx