«Como gigante dormido», la columna de Gerardo Mosqueda. 7 de octubre de 2023
octubre 8, 2023Como gigante dormido…
Las elecciones del próximo año tendrán nuevos protagonistas: los que votarán por primera vez, los que habían pensado en despreciar el ejercicio de su derecho a elegir a sus gobernantes y cambiaron de opinión, los que fueron motivados por los donativos que hace el gobierno.
O tal vez debería de leerse como los que han recibido la amenaza de perder sus donativos si no acude a votar por quien les mande decir el gobierno, el hecho es que dentro de estos grupos están los jóvenes mexicanos que generalmente son motivo de reflexiones entre los analistas después de evaluar que tres de cada diez mexicanos son jóvenes de entre 15 y 30 años de edad e independientemente de cuál sea la prioridad en su vida, los temas políticos no parecen ser de su interés, al menos, de su interés inmediato.
Los que se encuentran en la edad de votar en un proceso electoral tienen un comportamiento de poco interés en los procesos electorales, por ejemplo, en las elecciones de 2018 solo el 17% de los ciudadanos jóvenes de entre 18 y 29 años de edad ejerció su derecho.
Si redujéramos la participación política de los jóvenes a ejercer el derecho de elegir a sus gobernantes resulta por demás reducido el porcentaje y fácilmente nos llevaría a concluir en el desinterés de los jóvenes por los temas políticos.
La realidad es que los temas políticos de una nación no están químicamente aislados, siempre están asociados a sus entornos y generalmente influyen para afectar otros ámbitos de su vida cotidiana, así que no es un tema que debamos “aislar” ( si es que esto fuera posible ) por el contrario lo que hace falta es encontrar los otros ámbitos de interés de los jóvenes y su relación con los temas que comúnmente conocemos como políticos, es decir, para nuestro país, los temas relacionados con los partidos políticos, con las elecciones, con los gobiernos, con las leyes.. sólo temas que generan problemas a la sociedad y que la burocracia ha logrado que cada día haya mayor desinterés no solamente en las generaciones jóvenes de la nación, en general en toda la población del país.
Por lo pronto parece más digerible reflexionar en el tema de los jóvenes y su participación en los asuntos políticos del país asociados a los entornos que son parte de sus cotidianeidades. Si los actores sociales y políticos evolucionaron en sus visiones de participación de la sociedad ante los desafíos que le representa la acción política es muy probable que crezca el interés y por tanto la participación en los eventos donde predomina la política, es decir, la oportunidad de hacer algún cambio significativo en la gestión del bien común para la sociedad, no es el tema de la lucha por el poder, es la lucha por La Paz y el desarrollo armónico de la sociedad.
Siempre será preferible una agenda de participación ante los retos del entorno que una agenda de indiferencia, si es que llegáramos a pensar que “alguien” vendrá a mejorar los entornos donde vivimos… es lo más probable que nos quedemos esperando y cansados de esperar sólo vengamos a reforzador el desdén por participar en las acciones de cambio de la sociedad en la que vivimos.
¿Entonces por qué los jóvenes no votan? De los casi 38 millones de jóvenes qué hay en el país, los de 20 a 25 años de edad son los que menos acude a las urnas y la primera explicación que comparten en los estudios de campo tiene que ver con el desencanto que generan los políticos incumplidos.
Su manifiesto poco interés se expresa en los porcentajes de participación en las urnas y es la respuesta a los intereses de los actores políticos, especialmente los partidos, pero en general las instituciones sociales que tiene por abandonados los asuntos políticos.
Es tiempo de recuperar los propósitos y las estrategias para el discurso que tendrá la sociedad mexicana a su alcance, las generaciones de participantes en los procesos electorales del próximo año tendrán de frente su decisión de participar o ser indiferente ante la posibilidad de un modelo de dictadura populista o un modelo democrático para recuperar los intereses de participación ante los desafíos que representa un país que ha sido gobernado a base de mentiras, donde la autoridad solo justifica el deterioro de los servicios y bienes que administra.
Contrario a lo que ha sucedido en los procesos electorales del México moderno donde la participación se estudia y se justifica, pero no se madura, no se evoluciona y como suele suceder pasa el acontecimiento político electoral, vienen los resultados y se da por cerrada la agenda electoral… hasta pensamos que debería terminar lo más pronto posible cuando en realidad se requiere tiempo de aprendizaje donde se pondere la conveniencia, para toda la sociedad mexicana, de participar.
La realidad política de nuestro país tiene un ingrediente nuevo, fresco, vital: la participación de grupos de la sociedad que con autonomía e identidad propia vienen desde la sociedad a formar parte de las estructuras electorales y junto a los ciudadanos militantes de los partidos tiene la oportunidad de reforzar propuestas que recogen intereses de la sociedad y no solo iniciativas de los gremios partidistas, es decir, ya no funciona la relación de cliente-proveedor entre los partidos y los potenciales votantes.. es indispensable construir, mejor dicho, reconstruir una relación productiva, con valores humanos, con respeto a la dignidad de los mexicanos, con nuevos liderazgos que se formaron en gestiones propias dentro de la sociedad y que no están contaminados de la lucha por el poder que es común en las estructuras internas de los partidos políticos.
En ese contexto es muy probable que los índices de participación política electoral de los jóvenes evolucionen y nos sorprenda a todos saber que los jóvenes se reencuentran con sus intereses en los procesos electorales y participan para darle seguimiento a las metas propuestas.
El país necesita de la acción coordinada de los jóvenes p, los jóvenes necesita de la acción; coordinada de la sociedad, activar la participación es clave segura para fortalecer la democracia y la libertad de acción de la sociedad, especialmente de los jóvenes.
Hasta la próxima en PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez,
Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato